lunes, 11 de junio de 2012

Nuevas noticias para la actividad cultural

Queridos Jóvenes:

Han pasado algunos días desde la última actualización del blog.

Quiero contarles que tenemos algunas noticias importantes sobre la participación de ustedes en las acividades del Templo.

Como saben, hay dos actividades importantes de las que ustedes son resposables: a saber, el baile en el evento cultural y la protección de las alfombras del templo, a través de la colocación de cobertores en los zapatos de los invitados al programa de puertas abiertas.

La Presidencia del Área ha manifestado su deseo que todos los hombres y mujeres jóvenes participen activamente de estas actividades. Es por ello que se ha tomado la decisión de parte de los comités encargados de estas actividades dividir el grupo de jóvenes que participarán en las mismas. Es decir, algunos de ustedes estarán participando en la actividad del evento cultural y otros tendrán el gran privilegio de estar en el terreno del templo y de ser de los anfitriones que recibirán a los hermanos que visiten la casa del Señor durante las puertas abiertas.

Tanto obispos como líderes de hombres y mujeres jovenes serán los responsables de elegir, con espíritu de oración, quienes serán los jóvenes del barrio que participaran en una o en otra actividad.

Les rogamos que acepten esta asignación con humildad y con amor, cualquiera que fuera. Recuerden que ambas son de suma importancia y en ambas estarán prestando un gran servicio al Dios de toda la tierra.

Sabemos que algunos de ustedes quisieran participar en ambas pero hoy por hoy eso no será posible. Estamos tratando que hacer arreglos adicionales para que su participación sea aun más significativa de lo que es ahora.

Quisiera dejarles con un pensamiento de Alfonso Guillen Zelaya, poeta, periodisa y escritor nacional; posiblemente alguno de ustedes ya lo haya leído. Se llama "Lo esencial". Mediten en esto y apliquenlo a esta situación.

Lo Esencial
Lo esencial no está en ser poeta, ni artista, ni filósofo,
Lo esencial es que cada uno tenga la  dignidad de su trabajo, la conciencia de su trabajo el orgullo de hacer las cosas bien, el entusiasmo de sentirse satisfecho de querer lo suyo
Es la sana recompensa de los fuertes, de los que tienen el corazón robusto y el espíritu límpido
Dentro de los sagrados números de la naturaleza, ninguna labor bien hecha vale menos ninguna vale más todos somos algo necesario y valioso en la marcha del mundo.
El que construye la torre y el que construye la cabaña, el que teje los mantos imperiales y el que cose el traje humilde del obrero, el que fabrica las sandalias de seda imponderables y el que teje la ruda suela que defiende en la heredad el pie del trabajador.
Todos somos algo, representamos algo, hacemos vivir algo, en la siembra del grano que sustenta nuestro cuerpo vale tanto como el que siembra la semilla que nutre nuestro espíritu, como que en ambas labores hay envuelto algo trascendental noble y humano: dilatar la vida.
Tallar una estatua, pulir una joya, aprisionar un ritmo, animar un lienzo son cosas admirables, hacer fecunda la heredad estéril y poblarla de florestas y manantiales, tener un hijo  inteligente y bello y luego pulirle y amarle; enseñarle a desnudarse el corazón y a vivir a tono con la armonía del mundo, esas son cosas eternas.
Nadie se avergüence de su labor, nadie repudie su obra, si en ella a puesto el afecto diligente y el entusiasmo fecundo, nadie envidie a nadie, que ninguno podrá regalarle el don ajeno, ni restarle el propio, la envidia es una carcoma de las maderas podridas, nunca de los árboles lozanos, ensanche y eleve cada uno lo suyo, defiéndase y escúdese contra toda mala tentación.
Que si en la palabra religiosa de Dios nos da el pan nuestro de cada día, en la satisfacción del esfuerzo legitimo nos brinda la actividad y el sosiego, lo triste, lo malo, lo dañino es el  enjuto del alma, el que lo niega todo, el incapaz de admirar y de querer, lo nocivo el es necio, el inmodesto, el que nunca ha hecho nada y lo censura todo, el que jamás ha sido amado y repudia el amor; pero el que trabaja, el que gana su pan y nutre su alegría, el justo, el noble, el bueno, para ese sacudirá el porvenir  sus ramajes cuajados de flores y rocíos, ya tale montes o cincelé poemas.
Nadie se sienta menos, nadie maldiga a nadie, nadie desdeñe a nadie, la cumbre espiritual del hombre ha sido el retornar al abrazo de las cosas humildes.

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